¿Encuestas Marcianas?
Leyendo los diarios me encuentro con el titulo de la columna de Alfredo Barnechea: "Ya vienen los Marcianos" en el que hace referencia del comentario del señor Ralph Murphine consultor político quien ha declarado que los electores peruanos no quieren a la clase política pero que, debido a los casos de Fujimori y del propio Toledo, tampoco confían en los outsiders. Sólo les queda, ha dicho, elegir a un marciano.
Se pregunta Barnechea que si tiene razón, las encuestas estarían mintiendo. Pero lo mas interesante de este articulo es el análisis que hace del electorado peruano a quien califica de desencuadrado inorgánico y volátil porque no esta encuadrado en ideologías ni en partidos. Y esto es muy cierto.
Las encuestas como bien lo analiza, solo plantean las preguntas en función de una sola dirección, es decir orillan al encuestado a responder por tal o por cual y casi siempre las respuestas son obligadas en este sentido o como diría una frase marketera, busines son busines. Es decir, estas no pueden ser instrumentos validos para medir las tendencias de un electorado que según la historia decide su voto unos días antes de las elecciones.
En su análisis nos dice claramente que los únicos a quienes les interesan las encuestas, o mejor dicho quienes se las creen son los políticos o aspirantes a ello, la prensa y sus rumores y a los donantes de campañas, al único que no les engañan es al votante, que en ultimo caso ni siquiera las leen.
Importa mucho lo que sostiene Alfredo Barnechea al referirse al electorado joven (hasta los 30 años) , quien es el elemento clave para saber que ocurrirá en las próximas elecciones, depende de cómo se muevan ellos, nos dice, en medio del escepticismo, la inmediatez que los caracteriza, El mundo en el que creen es sólo el inmediato que los rodea, hemos de vigilar como van a responder, si ellos despiertan habrán nuevas alternativas, pero si no, habrá mas de lo mismo. Ese es el peligro de seguir arrastrando una llamada clase política que vive solo en las encuestas y en los medios de comunicación, pero que no vive en las necesidades, demandas y propuestas de un pueblo que ya esta cansado hasta el hartazgo de tanta palabrería, tanto escándalo y tanta corrupción. Pongamos nuestros ojos en los jóvenes para que se abran nuevas alternativas, para que renazca la ilusión de trabajar por un país que merece ser mejor.
Se pregunta Barnechea que si tiene razón, las encuestas estarían mintiendo. Pero lo mas interesante de este articulo es el análisis que hace del electorado peruano a quien califica de desencuadrado inorgánico y volátil porque no esta encuadrado en ideologías ni en partidos. Y esto es muy cierto.
Las encuestas como bien lo analiza, solo plantean las preguntas en función de una sola dirección, es decir orillan al encuestado a responder por tal o por cual y casi siempre las respuestas son obligadas en este sentido o como diría una frase marketera, busines son busines. Es decir, estas no pueden ser instrumentos validos para medir las tendencias de un electorado que según la historia decide su voto unos días antes de las elecciones.
En su análisis nos dice claramente que los únicos a quienes les interesan las encuestas, o mejor dicho quienes se las creen son los políticos o aspirantes a ello, la prensa y sus rumores y a los donantes de campañas, al único que no les engañan es al votante, que en ultimo caso ni siquiera las leen.
Importa mucho lo que sostiene Alfredo Barnechea al referirse al electorado joven (hasta los 30 años) , quien es el elemento clave para saber que ocurrirá en las próximas elecciones, depende de cómo se muevan ellos, nos dice, en medio del escepticismo, la inmediatez que los caracteriza, El mundo en el que creen es sólo el inmediato que los rodea, hemos de vigilar como van a responder, si ellos despiertan habrán nuevas alternativas, pero si no, habrá mas de lo mismo. Ese es el peligro de seguir arrastrando una llamada clase política que vive solo en las encuestas y en los medios de comunicación, pero que no vive en las necesidades, demandas y propuestas de un pueblo que ya esta cansado hasta el hartazgo de tanta palabrería, tanto escándalo y tanta corrupción. Pongamos nuestros ojos en los jóvenes para que se abran nuevas alternativas, para que renazca la ilusión de trabajar por un país que merece ser mejor.
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