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Rosalva

Hablemos de la Amistad

Hablemos de la Amistad Alguien dijo que amigo es aquel con quien contamos siempre en las buenas y en las malas o que es aquel con quien tenemos secretos y no negocios.

La amistad es un sentimiento indefinible. No depende solamente de la asiduidad del contacto diario. Muchos han sentido el frió de permanecer junto a una persona toda una vida sin vislumbrar su alma, sin conocerla verdaderamente. Algunos creen que un amigo de veras es cuando podemos estar juntos como si estuviéramos ausentes.

La amistad ya había sido examinado también a su tiempo por los griegos. Aristóteles pretendía señalar tres clases de amistades, fundadas en el placer, en el interés y en la virtud, después se ha reconocido que las dos primeras son sombra y apariencia de amistad y aún el mismo Aristóteles llega a declarar que “la verdadera amistad es la de los hombres virtuosos”.

Cicerón decía “soy de parecer, que no puede existir amistad sino entre los hombres de bien”, más acá en el tiempo, Voltaire expresaba: “la amistad es la unión del alma entre los hombres virtuosos; porque los malos; solo tienen cómplices, los voluptuosos; compañeros de vicios; los interesados, socios; los políticos, partidarios; los príncipes, cortesanos, únicamente los hombres honrados tienen amigos”

Todos hemos tenido la experiencia feliz de hallar un amigo que al principio tal vez parecía una persona antipática de lejos, por su aspecto, por su carácter pero, que se fue embelleciendo hasta convertirse en un compañero infaltable, a medida que conocemos mejor su sensibilidad, su personalidad.

Quienes hicimos de los libros una vocación, contamos con las amistades entrañables de nuestros autores predilectos. Volvemos a Montaigne para entender la cobardía, la amistad y la ecuanimidad, a la Biblia para entender el amor de Cristo, a Víctor Hugo para entender la Miseria, a Marx para entender la explotación. A Nietzche para afirmar la desconfianza. Sartre dijo que la literatura es una comunidad con los muertos.

Existen también amistades enigmáticas. Entre personas que jamás se vieron las caras. Quien no ha establecido alguna vez una amistad epistolar, amorosa o intelectual. Internet ha multiplicado la posibilidad de esta clase de correspondencias. Esto probaría tal vez, que lo que importa no es el cuerpo, sino el espíritu. Lo que pensamos. No lo que pesamos. Pero, además la amistad no esta hecha siempre de meras concordancias. De hecho, todo encuentro se produce en la diferencia, la plena concordancia solo existen para los aduladores y los espejos.

Lo que a veces llamamos amistad por ligereza, a uniones superficiales, roces sociales, se puede entender como conocidos pero no como amigos. La amistad es un jardín de invernadero. Se podría decir que es una relación única, que se va cultivando poco a poco, con diferencias, con lealtades, con sentimientos solidarios, con confianza mutua y por sobre todo con humildad.

La palabra amistad es misteriosa. Muchos no se explican cómo pueden ser amigos una mosca y un elefante, nadie sabe. Como muchos amigos que por encima de las edades, de religión, de sexo o de convicción pueden ser amigos. No se puede explicar como un socialista puede ser amigo de un liberal, un creyente de un ateo, o un competidor de otro, esas son las cosas que hacen de la amistad algo especial, que trasciende el tiempo, el espacio y hasta la vida.

1 comentario

Zenia -

Felicidades en el segundo domingo de mayo, Día de las Madres. Que la pases bien